Enfermedades de transmisión sexual (ETS), ¿qué son y cómo podemos tratarlas?

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. Hablar de ellas con claridad es el primer paso para prevenirlas, detectarlas a tiempo y tratarlas de forma eficaz.

En SUTURO Salud consideramos que conocer toda la información al respecto es muy importante para proteger tu bienestar y el de tus parejas sexuales.

¿Qué son las enfermedades de transmisión sexual?

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), también llamadas infecciones de transmisión sexual, son infecciones causadas por bacterias, virus o parásitos que se contagian principalmente a través del contacto sexual. Esto incluye relaciones vaginales, anales u orales, así como el contacto cercano entre membranas mucosas o la piel. 

Las ETS no tratadas correctamente pueden causar complicaciones graves, como dificultad para quedarse embarazada, dolor pélvico prolongado, embarazos fuera del lugar normal, mayor riesgo de adquirir y transmitir VIH, o en el caso de mujeres embarazadas, transmisión de la infección al bebé. Por lo que es imprescindible prestarle la suficiente atención.

Enfermedades de transmisión sexual: tipos según su causa

Las enfermedades de transmisión sexual según el tipo de agente causante, se pueden clasificar en cuatro grandes grupos: bacterias, virus, parásitos y otros microorganismos.

Bacterias

Las ETS bacterianas tienen buen pronóstico con diagnóstico precoz, pero pueden causar complicaciones graves si se cronifican.

Virus

Las ETS víricas pueden permanecer latentes durante años. La vacunación (como en el caso del VPH o la hepatitis B) y el uso de preservativo son claves en su prevención.

Parásitos

Las ETS parasitarias son menos frecuentes pero muy contagiosas. Su tratamiento es tópico o farmacológico, y debe incluir a las parejas sexuales.

Otros microorganismos

Estas infecciones suelen estar ligadas a desequilibrios del entorno genital y requieren diagnóstico médico para evitar recurrencias.

Enfermedades de transmisión sexual más comunes

A nivel mundial, las infecciones de transmisión sexual más frecuentes son la clamidia, gonorrea, sífilis, tricomoniasis, herpes genital, virus del papiloma humano (VPH) e VIH. Estas infecciones afectan principalmente a personas menores de 25 años y a grupos de mayor riesgo.

En España, la clamidia y la gonorrea presentan las tasas más altas y han aumentado significativamente en los últimos años, especialmente entre mujeres jóvenes y hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. La sífilis también ha incrementado su incidencia, afectando principalmente a varones adultos jóvenes. El herpes genital y el VPH son muy prevalentes, aunque su notificación es menos sistemática.

La mayoría de los casos se concentran en personas menores de 35 años, con un aumento especial en adolescentes y adultos jóvenes. Es importante destacar que muchas de estas infecciones pueden no presentar síntomas, lo que facilita su transmisión y retrasa el diagnóstico.

¿Cómo se transmite las enfermedades de transmisión sexual?

Las enfermedades de transmisión sexual se contagian principalmente mediante el contacto sexual sin protección con una persona infectada. La transmisión ocurre a través del intercambio de fluidos genitales, sangre o contacto directo con mucosas o lesiones cutáneas infectadas. El sexo vaginal, anal y oral son vías relevantes para la transmisión de clamidia, gonorrea, sífilis, herpes genital y VPH. El uso inconsistente de preservativo aumenta significativamente el riesgo de infección.

Tener parejas sexuales ocasionales, múltiples parejas o prácticas sexuales sin protección son factores que aumentan la probabilidad de contagio. 

Un punto crucial es que el contacto con mucosas infectadas es suficiente para transmitir la infección, incluso si la persona no presenta síntomas visibles.

¿Cómo saber si tienes enfermedades de transmisión sexual?

El diagnóstico de las enfermedades de transmisión sexual se realiza mediante pruebas de laboratorio específicas para cada infección. Sólo de esta forma podrás saber si tienes una ETS o no. Las pruebas diagnósticas más comunes son las siguientes: 

  • Clamidia y gonorrea: se diagnostican mediante una prueba llamada amplificación de ácidos nucleicos (NAAT), que puede realizarse en muestras de orina o hisopos (torundas) vaginales, cervicales, rectales o faríngeos, dependiendo del lugar donde pudo ocurrir la infección. Las muestras autoadministradas por el paciente tienen una fiabilidad similar a las recogidas por profesionales sanitarios y son útiles en programas de cribado y en atención primaria.
  • Sífilis: se diagnostica mediante pruebas de sangre secuenciales. Primero se realiza una prueba inicial (VDRL o RPR) y, si es positiva, se confirma con una prueba adicional más específica. En casos de úlceras genitales con sospecha de sífilis primaria, puede utilizarse una prueba PCR en la lesión, aunque no está disponible de forma rutinaria.
  • Herpes genital: Se confirma mediante PCR en la lesión (cuando está presente), que es el método más fiable. Si no hay lesiones visibles, se puede realizar un análisis de sangre específico para detectar los tipos de herpes simple (HSV-1 y HSV-2), aunque esta prueba tiene limitaciones para diagnosticar infecciones recientes.
  • Virus del papiloma humano (VPH): En mujeres, se diagnostica mediante citología cervical (prueba de Papanicolaou) y pruebas de detección del VPH como parte del cribado de cáncer de cuello uterino. En varones, la detección no se recomienda si no hay síntomas visibles.

La elección del tipo de prueba depende de la infección específica, el lugar donde pudo ocurrir la exposición y si hay síntomas presentes. El cribado regular, especialmente en jóvenes y grupos de mayor riesgo, es fundamental para detectar estas infecciones de forma precoz.

Enfermedades de transmisión sexual: síntomas

Con respecto a los síntomas, es importante saber que muchas enfermedades de transmisión sexual se presentan asintomáticas, especialmente en sus fases iniciales. Esto significa que una persona puede estar infectada sin saberlo y transmitir la enfermedad a otras personas. A continuación, vamos a detallarte los síntomas más comunes que pueden aparecer según el tipo de infección:

  • Clamidia: la mayoría de las infecciones no causan síntomas. Cuando los hay, las mujeres pueden presentar flujo vaginal anormal, dolor al orinar, dolor abdominal bajo o sangrado entre períodos menstruales. Los hombres pueden experimentar secreción uretral y dolor al orinar. Si no se trata, puede evolucionar a inflamación pélvica en mujeres o inflamación del epidídimo en hombres.
  • Gonorrea: más del 80% de las infecciones en mujeres y hasta el 86% en hombres pueden ser asintomáticas. Cuando hay síntomas, los hombres presentan secreción uretral con pus y dolor al orinar. Las mujeres pueden tener flujo vaginal, picazón, sangrado entre períodos o dolor abdominal. Las infecciones rectales y faríngeas suelen ser silenciosas, aunque pueden causar dolor, secreción o dolor de garganta.
  • Sífilis: en la fase inicial, aparece una úlcera genital indolora y aumento de ganglios en la zona cercana. En una segunda fase, puede aparecer un sarpullido en el cuerpo (especialmente en palmas y plantas), verrugas genitales, fiebre e inflamación de ganglios. En fases posteriores, la enfermedad puede no causar síntomas o manifestarse con problemas neurológicos o cardíacos.
  • Herpes genital: la infección inicial causa ampollas dolorosas, úlceras, dolor al orinar, fiebre y malestar general, junto con inflamación de ganglios en la ingle. Los brotes posteriores suelen ser más leves. Sin embargo, muchas personas infectadas no tienen síntomas o estos son muy leves.
  • Virus del papiloma humano (VPH): la mayoría de las infecciones no causan síntomas y desaparecen por sí solas. Cuando hay síntomas visibles, pueden aparecer verrugas genitales. Las infecciones persistentes por tipos de riesgo alto pueden causar cambios cervicales que aumentan el riesgo de cáncer, pero estos cambios no producen síntomas hasta fases avanzadas.

La alta frecuencia de infecciones sin síntomas subraya la importancia de realizarse pruebas regularmente si ha tenido relaciones sexuales sin protección, incluso aunque te sientas perfectamente bien.

Tratamientos de las enfermedades de transmisión sexual

El tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual depende del tipo de infección y debe ser prescrito por un profesional médico. En este sentido, es importante seguir el tratamiento completo tal como se indique, incluso aunque los síntomas hayan desaparecido antes de terminarlo. Los tratamientos más habituales son: 

  • Clamidia: se trata con antibióticos. El medicamento más común es la doxiciclina, aunque en caso de embarazo o en niños se utiliza azitromicina.
  • Gonorrea: el tratamiento de primera línea es la ceftriaxona administrada por inyección. Debido al aumento de resistencia a los antibióticos, se realizan cultivos en casos donde el tratamiento no funciona correctamente. Cuando hay coinfección con otras infecciones, el tratamiento se personaliza.
  • Sífilis: se trata con penicilina, que es el medicamento más efectivo y el único recomendado durante el embarazo. En personas alérgicas a la penicilina se puede usar doxiciclina, excepto en gestantes.
  • Herpes genital: el tratamiento se realiza con medicamentos antivirales como aciclovir, valaciclovir o famciclovir. En mujeres embarazadas y personas con VIH, se ajustan las dosis y la duración del tratamiento.
  • Virus del papiloma humano (VPH): para las verrugas genitales existen tratamientos tópicos (en forma de crema) y tratamientos físicos (como congelación o láser). No existe un tratamiento que cure la infección del virus en sí, pero el sistema inmunológico suele eliminar la infección naturalmente.

Es imprescindible que todas las parejas sexuales de la persona diagnosticada también se hagan pruebas y reciban tratamiento si es necesario, así podremos evitar reinfecciones. Además, debe evitarse el contacto sexual durante el tratamiento hasta que se confirme la curación.

Así pues, como te hemos adelantado con anterioridad, la prevención y detección oportuna son fundamentales. Por lo que siempre recomendamos a nuestros pacientes utilizar métodos de barrera como el preservativo. Además, también es muy adecuado realizarse pruebas de detección regular y consultar con un profesional cualificado si consideras que has tenido exposición a una ETS.

En resumen, conocer las enfermedades de transmisión sexual, sus causas y sus tratamientos no solo ayuda a prevenir complicaciones, sino también a tomar decisiones informadas sobre tu salud íntima. Si presentas síntomas o has tenido una exposición de riesgo, acudir a un especialista en urología puede marcar la diferencia. En SUTURO, contamos con un equipo médico altamente cualificado y tecnología avanzada para ofrecerte un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado. La salud sexual también es salud integral: cuídala con información, prevención y atención profesional.